“Cuando se es niño no se usan
palabras (y las palabras no están usadas). En esa época estaba muy lejos de los
adjetivos, de los sustantivos. No podía decir, ni siquiera pensar: admirable,
inmenso, potente. Pero era capaza de sentirlos. Hasta qué punto los árboles de
troncos rectilíneos se alzaban hacia la bóveda nocturna cerrada encima de mí,
que abrigaba como en un túnel la brecha ensangrentada de la ruta de laterita
que iba de Ogoja a Obudu […]”
Jean-Marie Gustave Le Clézio en El africano